sábado, 11 de mayo de 2013




Cuando Loos publicó Ornamento y Delito ya llevaba alrededor de diez años dedicados a escribir artículos sobre arquitectura, en donde solía atacar frecuentemente cualquier cosa que “oliera” a recargado y carente de sencillez estética, funcional y/o social.

El grupo de la Secesión vienesa, tenía una revista que se llamaba “Ver sacrum”(1), que publicó en 1898 un artículo de Loos titulado, Die Potemkin'sche Stadt (La ciudad de Potemkin), que entre otras cosas atacaba al historicismo.


Era una crítica "durísima" a aquellas personas que buscaban ostentar un estatus que realmente no tenían, por medio de “palacetes renacentistas”. También atacaba a los arquitectos que accedían a estos deseos. Pues según decía no construían palacios, sino casas banales, de las que cuelgan ornamentos y otros fantoches hechos con "pegotes" de cemento sin un mínimo de amor por el arte y la creatividad. Esto para algunos intelectuales del arte vienes, entre los que se encontraba el arquitecto Loos, era una farsa  insoportable, no solo en el sentido moral sino también en el económico por el derroche de mano de obra, tiempo y dinero que suponía.

Para entonces Loos ya había pasado un tiempo en Estados Unidos (1893-1896) de donde regreso influenciado por la idea funcionalista de Nueva York y Chicago (Louis Sullivan entre los más destacados). Años después, incluso, participó de un concurso para el Chicago Tribune (1922).
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Ya en Viena de 1900, el estricto predominio historicista del Ringstrasse(2) no era su único enemigo; A Loos le atosigaba la idea contemporánea de quienes se regodeaban en las formas modernistas, es decir la Secesión de Viena (mencionada en clase). A esta singular manera de empezar el nuevo siglo  le siguió la del edificio Michaelerplatz, de la firma de sastres Goldman & Salatsch, el cual causó una gran polémica entre la opinión pública vienesa, que finalmente no supo apreciar la obra de Loos y la llegó a catalogar como un verdadero desperdicio.

La polémica llegó a tal punto, que las autoridades suspendieron la obra temporalmente en 1910 y no fue hasta que Loos introdujo algunas modificaciones, a regañadientes por cierto, asesorado por Otto Wagner (recubriendo de mármol la fachada de los tres primeros pisos, ciertos revocados en los marcos de las ventanas), actitud discrepante que le permitió reanudar y finalizar la obra.

Hoy en día el edificio de la Michaeleplatz es uno de los iconos de la ciudad de Viena y es considerado como uno de los primeros edificios modernos del continente Europeo.

Con este y otros antecedentes que terminaron con su paciencia, decidiendo atacar de manera especifica a aquellos diseñadores que se portaban como si fueran artistas y que, a sus ojos, cometían crímenes estéticos. Los paralelismos con la crítica de su amigo de linea sátira, el periodista Karl Kraus(3) de la «modernidad de la decadencia de cafetería» y la decadencia del lenguaje son evidentes.

En la sátira Vom armen reichen Manne (El pobre hombre rico o léase en nuestro contexto  "pelucón de zanja"), Loos ridiculizaba al arquitecto que desperdiciaba su tiempo en fachadas y adornos superfluos, pero también dirigía el ataque a los clientes de estos proyectos.

Todos estos diferentes artículos entre otros tópicos, fueron compilados en un escrito posterior  denominado Ornamento y delito.


El compendio comienza, con una generosa simplificación, pasando rápidamente por la evolución individual y social incluyendo la aparición del arte como origen erótico; como prueba de una ornamentación ingenua e inocente presenta los tatuajes de Papua. «El hombre moderno que se tatúa es un criminal o un degenerado» (Recuerda la analogía del “piercing” tratado en clase).

La falta de ornamentos es lo adecuado a los tiempos modernos. «La ausencia de ornamentos es signo de fuerza espiritual». El gusto por el ornamento, ya sea tallado, cortado o fundido, no es solo un problema estético, sino también «un crimen contra la economía nacional», pues esclaviza a los trabajadores a realizar un trabajo inútil y mal pagado.

Es evidente que con todo esto Loos se ganó enemigos; su actuación fue una lucha continua.
Escribió otros artículos entre 1897 y 1900 los publicó en 1921 con el título resignado Ins Leeré gesprochen (Hablando en el vacío). Sin embargo, el siguiente volumen (1931) se llamó Trotzdem (A pesar de todo), tomado de una cita de Nietzsche: «Lo decisivo se produce a pesar de todo». En su prólogo, Loos hizo satisfecho un balance, y dijo en algún momento: «De las luchas de 30 años he salido victorioso: he liberado a la humanidad del ornamento superfluo».

Dato curioso es que la obra original de Ornamento y delito se publicó sin ilustraciones.




(1) Su publicación duró alrededor de seis años (1898-1903),Ver Sacrum (primavera sagrada en latín) fue la revista oficial de la Vereinigung Bildender Künstler Österreichs (asociación de artistas visuales austriacos) entre los cuales se contaban artistas de la Secesión vienesa.
(2) El Ringtrasse era un sector urbano central, muy tradicionalista en Viena, que fue remodelado para 1913 bajo directrices de tendencia  Jugendstil de Otto Wagner.
(3) Karl Kraus (28 de abril de 1874 - 12 de junio de 1936) fue un eminente escritor y periodista austriaco, conocido como satírico,ensayista, aforísta, dramaturgo y poeta. Generalmente es considerado un escritor satírico de lengua alemana del siglo XX, sobre todo es conocido por su crítica ingeniosa de la prensa, la cultura y la política alemana y austriaca.

2 comentarios:

  1. leyendo lo presente; pienso y me pregunto, ¿en la actualidad haría falta un adolf loos?; ya que a mi parecer se esta volviendo a la ornamentación prejuiciosa, pero no en símbolos historicistas,si no en problemáticas económicas; como es posible que con la crisis actual se construyan hoteles en donde una habitación sobrepase los $20.000 dolares por noche; es acaso o no, esa una arquitectura que ostenta a vanidosa a ser poco funcional y racional e inclusive fuera de la realidad latente?, entonces a mi parecer como futuros arquitectos es nuestra obligación hacer un arquitectura que demuestre nuestra responsabilidad con la sociedad, si nosotros también somos artistas entonces que todas las personas puedan gozar de nuestro arte :)

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  2. Parte de nuestra responsabilidad es desarrollar procesos en donde el pensamiento crítico es fundamental, debemos ser consecuentes y coherentes en nuestros acciones. Por eso el primer acto de responsabilidad empieza con nosotros mismos...tenemos la obligación moral de vivir y convivir con ética. La arquitectura es un proceso en donde tarde o temprano se evidencia o se transparenta tanto el que la crea o interpreta como el que la consume

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